- La Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales reclama su papel en la defensa del medio ambiente.
- "Se están creando ciudades enormes, en las que la contaminación no para de subir", lamenta su presidenta
2019 se cerrará como el año en el que la sociedad, movida por los jóvenes, despertó ante la emergencia climática. También será el año en el que, tras décadas de lucha, la España vaciada se coló en la agenda política y social, llegando a obtener representación parlamentaria a través de Teruel Existe. En ese contexto, las mujeres rurales quieren poner de relieve el imprescindible papel que juegan en la lucha contra el calentamiento global y por ello estuvieron presentes en la reciente Cumbre del Clima que acogió Madrid.
"Si las políticas que se diseñen no tienen en cuenta a quienes estamos en el mundo rural ni la perspectiva de género no van a ser realmente eficaces. Lo único que van a conseguir es incrementar más las desigualdades. Sin las mujeres rurales no habrá justicia climática", reclama con rotundidad Teresa López, recién salida de un acto sobre el reto demográfico celebrado en el marco de la COP25 pero que tuvo lugar en el Ministerio de Política Territorial.
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) recuerda la necesidad de frenar una despoblación que "lleva mucho tiempo produciéndose" y que "está desequilibrando absolutamente la demografía del territorio". "Se están creando ciudades enormes e insostenibles, en las que los índices de contaminación no paran de subir. Estamos dejando una parte importante del territorio vacío y el territorio yermo es emisor de CO2, mientras que si está cultivado y es productivo puede ser un sumidero de ese CO2", señala.
Fademur aboga por generar oportunidades laborales para sus mujeres, y evitar así que se perpetúen los roles de género, como fórmula para frenar la migración, porque sin ellas, "los pueblos se masculinizan, envejecen y mueren". Teresa, procedente de una pequeña localidad coruñesa, afirma que trabajar por cuenta ajena es complejo en ese entorno, por lo que reclama que se fomente el autoempleo, facilitando la formación y la financiación para esas emprendedoras que se animan a poner en marcha sus propios negocios, tras "observar lo que les rodea y aprovechando los recursos endógenos".
"Sin nosotras los pueblos se masculinizan, envejecen y mueren"
La federación ofrece una lanzadera denominada Ruraltivity que ha impulsado ya multitud de iniciativas, desde producción ecológica, con proyectos de economía circular, autocultivos de setas o deshidratación de frutas y verduras, a la apuesta por servicios que demanda la población. "Tenemos que promover el consumo responsable de productos de proximidad. Estamos muy preocupados por la huella de carbono pero no somos conscientes de que todo tiene huella de carbono, también lo que consumimos", apunta la presidenta de la organización.
Ludotecas, actividades extraescolares para niños o peluquerías sobre ruedas que recorren los diferentes enclaves de una comarca son otros ejemplos. "Uno de los problemas del mundo rural es el del envejecimiento. Es un problema, pero también una oportunidad", agrega y cita el caso de un proyecto en la montaña palentina que lleva comida a domicilio y que de paso ejerce una labor social con aquellos mayores que viven solos: "Se convierten en esas personas de referencia que se ponen en contacto con los familiares ante cualquier incidente".
Igual de importante que generar esas oportunidades es a su vez "repensar la prestación de los servicios para garantizar que lleguen a todos los ciudadanos". "Las nuevas tecnologías nos pueden simplificar mucho la vida pero no están llegando a una parte del territorio. No tenemos conexión móvil ni acceso a internet", demanda Teresa.
Para remover conciencias sobre estos aspectos, Fademur mantuvo una intensa agenda durante la COP25. Participación en mesas redondas, en la presentación de documentales como Voces verdes por Tanzania, de la Fundación Mujeres por África, encuentros con diversas organizaciones, instituciones y administraciones para colaborar e intercambiar ideas y experiencias... Todo ello alrededor de esos dos grandes problemas que tienen identificados: el cambio climático, relacionado con esa "imprescindible" perspectiva de género.
Preguntada por su valoración sobre la cumbre, Teresa afirma quedarse con una sensación agridulce: "Hay que matizar y profundizar en algunos mensajes, como en el caso de la ganadería, porque si hay una actividad económica importante en la lucha contra el cambio climático es la ganadería. Pero al menos la sociedad está en esa dinámica de que debemos cambiar el consumo desenfrenado y que tenemos que redefinir nuestras prioridades".