La capital se mantiene como epicentro de las protestas contra la supresión del precio mínimo de los cereales
Jordi Joan Banos
El paro no ha sido general en India, pero el mensaje ha llegado alto y claro a Nueva Delhi. Los pequeños propietarios agrícolas del Panyab y Haryana, al noroeste de la capital, habían convertido su agitación y cerco de las últimas dos semanas en un llamamiento a la huelga general en todo el país, que ha sido seguida masivamente en los mercados de abastos y de forma mucho más discreta o nula en otros sectores. Sigue en cuestión la eliminación del precio mínimo garantizado para veintidós cereales, promovida por el gobierno de Narendra Modi.
Al grito de "sin campesinos no hay comida", los concentrados quemaron efigies del primer ministro y de dos de los grandes magnates del país, Mukesh Ambani y Gautam Adani. Estos últimos han puesto un pie en la agroindustria y las organizaciones agrarias consideran que serán los grandes beneficiarios de tres leyes desreguladoras aprobadas en plena pandemia y por procedimientos poco ortodoxos.
No permitiremos al gobierno que cambie las reglas para llenar los bolsillos de las grandes empresas a costa de los agricultores
Gurwinder SinghPropietario agrícola de 66 años
Las organizaciones agrarias del noroeste de India se muestran satisfechas por haber encontrado eco este martes en todo el país, tras dos meses de protestas en el Panyab y dos semanas de bloqueo y concentración en Delhi.
Más de veinte partidos políticos les han expresado su apoyo, entre ellos el Congreso Nacional Indio. Sin embargo, otros expresan su incredulidad ante movilizaciones de estas características con el coronavirus desbocado, oficialmente con diez mil muertos por Covid-19 solo en la capital. Con el agravante que la cultura machista propia del Panyab considera un signo de debilidad llevar mascarilla, por lo que estas casi no se ven en sus concentraciones.
Impacto regional desigual
Solo el 6% de los productores indios se benefician del precio mínimo garantizado, proporción que sube al 84% en el Panyab
Cabe decir que en los estados donde no gobierna el BJP de Modi, el seguimiento ha sido mayor. En ninguno, no obstante, con un impacto parecido al del Panyab, Haryana, Delhi y oeste de Uttar Pradesh. Aunque en Bangalore ha habido una manifestación, también allí el impacto ha sido muy limitado en las tiendas o en la enseñanza . Los bancos han abierto en todas partes.
El jefe de gobierno del distrito federal de Delhi, Arvind Kejriwal, que expresó su apoyo a las protestas, habría sido retenido en su casa por la policía, para impedir su foto con los manifestantes, según su Partido de la Gente Corriente, que solo es relevante en Delhi y el Panyab. La policía lo niega.
Mientras tanto, en estados como Bengala Occidental ha habido cortes de ferrocarril y el impacto ha sido también perceptible en la vecina Orisa, así como en Karnátaka o Andra Pradesh.
Este último estado está más conmocionado por otro hecho. La rara enfermedad que ha llevado a más de quinientas personas al hospital -ciento veinte permanecen ingresadas- con principio de epilepsia y amnesia momentánea. Un paciente ha muerto. Los primeros análisis apuntan a la presencia de plomo y níquel en agua y leche y se investiga su posible origen en pesticidas. Las malas prácticas agropecuarias en India son corrientes.
Los vecinos más enojados por los cortes de tráfico recuerdan que muchos de estos campesinos de los estados circundantes son los mismos que todos los años queman los rastrojos después de la cosecha, para abaratar costes, contribuyendo a convertir Delhi en la capital con el aire más contaminado del planeta.
Cabe decir que la desregulación afecta principalmente al Panyab, puesto que aunque solo un 6% de los campesinos indios se benefician del precio mínimo garantizado, la proporción sube allí al 84%. De este modo, Modi castiga también a un estado que hace tres años instaló en el poder al Congreso Nacional Indio.
Pero la crisis en el Panyab viene de lejos, cuando ha transcurrido medio siglo desde la revolución verde que lo convirtió en granero de India y estado más próspero del país. En los últimos veinte años, ha quedado bastante al margen de la internacionalización de los servicios en India, que ha creado empleos en metrópolis como Bombay, Bangalore, Delhi, Haiderabad o Madrás.
La tasa de paro entre los jóvenes panyabíes es del 21%, con una agricultura estancada y falta de capacitación para optar a empleos mejor pagados en las grandes ciudades. El consumo de drogas es también el más alto de India.
Paro juvenil y temor al futuro
El Panyab lo apostó todo por la revolución agrícola y ha quedado descolgado de la revolución de los servicios
Por otro lado, los partidarios de las reformas defienden que solo las grandes empresas panindias pueden optimizar la distribución de la producción agrícola, con grandes inversiones en la cadena de frío.
Cinco rondas de negociación han fracasado, pero el ministro del Interior, Amit Shah, ha convocado esta tarde una nueva ronda. Los agricultores solo quieren oír un sí o un no por respuesta y están dispuestos, dicen, a aguantar meses.
Mañana, varios partidos de oposición se reunirán con el presidente, que no ostenta ningún poder ejecutivo. Mientras tanto, muchos se preguntan si un país predominantemente rural puede permitirse en las actuales circunstancias dejar a más gente a la intemperie, mientras Europa y EE.UU., que hace tiempo que dejaron de serlo, dedican anualmente decenas de miles de millones de euros a subvencionar la agricultura.
El director general de la Comisión de Planificación de India, Amitabh Kant, contrariado por las resistencias a la desregulación, tiene su opinión: "El problema de India es que hay demasiada democracia". No ha dicho exactamente dónde.
Blog publicado en La Vanguardia