En el día del Campesino debemos reconocer y dar nuestro agradecimiento a los hombres y mujeres del campo, porque a pesar de las dificultades y del abandono por parte del Estado, han continuado produciendo alimentos para las mesas de todos los peruanos. Sin embargo, también hay que reconocer que, aunque los agricultores familiares en general enfrentan desventajas económicas, políticas y sociales, las mujeres productoras las sufren en mayor medida.
Una primera diferencia se da respecto a su menor acceso a recursos como la tierra. Según el Censo Nacional Agropecuario del 2012 (CENAGRO), las mujeres poseen en promedio 4.6 hectáreas frente a 7 hectáreas de los varones. También tienen menor poder de decisión sobre el uso del agua: 31,6 % de integrantes de las juntas de usuarios de riego son mujeres; pero solo un 10,1 % de ellas es integrante de las directivas.
En cuanto a desarrollo de capacidades, encontramos que según CENAGRO, sólo 6 de cada 100 mujeres agricultoras recibieron capacitación, mientras que 10 de cada 100 varones lograron capacitarse. En relación con la asistencia técnica, sólo 3 de cada 100 mujeres agricultoras lograron acceder, mientras que en el caso de los hombres 6 de cada 100 lo hicieron.
En el caso del financiamiento, sólo 6 de cada 100 mujeres agricultoras lograron acceder a créditos según CENAGRO, mientras que en el caso de los hombres 10 de cada 100 lo lograron.
En el uso del tiempo, las mujeres rurales también soportan una mayor carga de trabajo doméstico que limita el tiempo que pueden dedicar a otras actividades que les permitan desarrollar sus capacidades. Según la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo (ENUT, 2010), las mujeres pasan 14 horas semanales en actividades culinarias, 10 horas más que los varones (4 horas); 13 horas en el cuidado de hijos pequeños (frente a 6 del varón); y finalmente 5 horas en tareas de apoyo del hogar (el varón dedica 3).
Recientemente, un estudio de FAO[1] concluyó que, si se abordan las desigualdades de género en la agricultura y en los sistemas agroalimentarios en general, y se empodera a las mujeres, se lograrán avances importantes en poner fin a la pobreza y crear un mundo sin hambre”.
[1] FAO (2023) “La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios: Panorama general” https://www.fao.org/documents/card/es/c/cc5060es