Urgen las soluciones para la crisis alimentaria en América Latina
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) n°2 hambre cero, suponía una declaración de guerra al hambre, la cual estamos perdiendo.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) n°2 hambre cero, suponía una declaración de guerra al hambre, la cual estamos perdiendo.
Al finalizar 2021, los impactos del Covid-19 en el Ecuador se evidenciaron en diversos ámbitos. La inseguridad alimentaria, la fragilidad del medio rural y las brechas de género son realidades en las que la pandemia ha causado profundos estragos en el país.
Siete de cada diez mujeres campesinas, indígenas y afrodescendientes en cinco países de América Latina trabajan la tierra para producir alimentos, pero solo tres tienen título de esos campos y tierras, según un informe de una ONG y un medio feminista.
En el ámbito de los ingresos laborales se puede evidenciar una notoria diferencia, que juega en contra de las mujeres de la ruralidad, en relación a los hombres y a sus pares en las ciudades. La pandemia ha agravado su situación de trabajo y de autonomía económica.
El 8 de octubre, un estruendo aplauso resonó en la sala del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra. Una batalla librada durante décadas por activistas medioambientales y defensores de los derechos había dado por fin sus frutos.
Por primera vez, el órgano de Naciones Unidas cuya misión es promover y proteger los derechos humanos en todo el mundo, aprueba una resolución que reconoce el acceso a un medio ambiente saludable y sostenible como un derecho universal.
Si bien existe una amplia gama de innovaciones en tecnología agrícola que pueden llevar a los agricultores africanos a la rentabilidad, solo el 23% de los jóvenes involucrados en la agricultura utilizan alguna forma de tecnología agrícola, lo que indica la falta de financiación y capacitación, según una nueva encuesta de 11 países. por Heifer. International (www.Heifer.org).
Tegucigalpa – La pandemia ha puesto en evidencia la desigualdad, la discriminación, la opresión y en general la violación a los derechos humanos en las Américas, destaca Amnistía Internacional en su informe anual, 2020-2021. Honduras y el resto de países del istmo también son evaluados con preocupación en el reporte.
–Repercusiones de la pandemia de COVID-19 agudizan desigualdad y violaciones a Derechos Humanos: informe de 2020-2021 de Amnistía Internacional
–Panorama para C.A sigue siendo sombrío en temas de ddhh
El tema de este año para el Día Internacional, "Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”, celebra los enormes esfuerzos de las mujeres y las niñas de todo el mundo para forjar un futuro más igualitario y recuperarse de la pandemia de la COVID-19. También está en consonancia con el tema prioritario de la 65ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW65), "Mujeres en la vida pública, participación igualitaria en la toma de decisiones".
El estudio realizado en Colombia, Brasil, Perú, Indonesia y República Democrática del Congo, concluyó que sus Gobiernos están dando prioridad a la reactivación de las economías afectadas por la pandemia, mediante la implementación de políticas que favorecen la desregularización de las actividades extractivas y que ponen en riesgo la vida misma de los pueblos indígenas y de la vida silvestre.
El 2020 ha sido un año convulso. La pandemia de la COVID-19 nos ha afectado a todos y cada uno de nosotros y se ha sumado a los demás desafíos que afronta la población rural de todo el mundo. Las perturbaciones climáticas y ambientales continúan poniendo en peligro los suministros de alimentos y los medios de subsistencia. En África, las langostas siguen devastando los cultivos. Se prevé que el número de personas que viven en extrema pobreza aumente este año por primera vez en dos decenios. Todo ello hace que la recuperación tras la pandemia resulte todavía más precaria.
Las mujeres y las niñas están en desventaja en esta pandemia, un problema que se agrava más aún en las zonas rurales. Las mujeres rurales ya enfrentaban, y se enfrentan, a batallas previas específicas en su vida diaria a pesar de sus roles clave en la agricultura, el suministro alimentario y la nutrición. Ahora, desde el COVID-19 y las necesidades de salud únicas en áreas remotas, les es menos probable tener acceso a servicios de salud de calidad, medicamentos esenciales y vacunas.